Formato mínimo viable: la Q 3.0 es un blog

Después de 30 años de vértigo tecnológico, parece haber una cúspide de certeza. En 2024, los formatos y las tecnologías se han estandarizado. La industria tecnológica y creativa funciona sobre un panorama no tan borroso y cambiante como el de las últimas décadas. Por eso, bajo métodos Lean Startup, La Curaduría presenta una nueva actualización del proyecto.

El Producto Mínimo Viable (MVP) es una herramienta de las metodologías ágiles para desarrollar el proyecto en diálogo con sus usuarios. El producto sirve para tantear su desempeño y plantear una forma de escalamiento desde la investigación y el uso de otras metodologías.

La Curaduría ha sido un proyecto multifacético. Hemos sido un vaivén entre nuestra intuición y el mercado. Esta experiencia, junto a procesos de formación académicos, supone una nueva fase: un proyecto tipo startup. Una serie de fases estandarizadas para construir una plataforma y escalarla.

El 28 de septiembre de 2024, con sus fundadores entrando en los 30 años, lanzamos esta página web como Producto Mínimo Viable. En la decisión del formato, por más que nuestro objetivo sea la radio, por ahora lo posible es un blog. Entradas personales sobre el ecosistema musical colombiano, resultados de la investigación de mi tesis de grado y ensayos sobre innovación cultural.

El proyecto irá escalando. Tenemos como objetivo, para febrero, ser un medio digital multimedia. Tener la emisora en línea, podcasts y contenido para redes sociales bajo una línea editorial crítica y entretenida. Los objetivos a largo plazo son ambiciosos: una aplicación, radio en FM, estudios y laboratorios de innovación. Por ahora, este es nuestro 3.0.

Las versiones previas de La Curaduría

En general, La Curaduría ha sido un proyecto de innovación. Comenzó en 2016 como un programa de radio en La Superestación. Luego, en 2017, se convirtió en un colectivo de gestión de eventos, un DJ set, una agencia de prensa, PR y booking. En general, siempre fue una plataforma de convergencia de diferentes agentes del circuito de arte y cultura en Bogotá.

La cúspide del 1.0 fue la gira. Una lanzada por el interior de Colombia para conocer otros proyectos, crear alianzas y entender el panorama nacional. Seguíamos en la universidad, la financiación no era del todo lícita, y la experiencia fue algo despilota.

Pueden revivir esto en el documental que hicimos junto a Ernesto Vientos.

El 1.5 fue la radio en línea durante la cuarentena. Una señal digital que alcanzó a albergar unos 12 proyectos de diferentes partes del país, pero que no supimos sostener.

El 2.0 fue un impulso. Una intuición colectiva que se formó en el célebre apartamento de la 53. Este proyecto tenía fragmentos de una idea que comencé con Moisés y nuevos aportes del equipo que tuvimos en esos años. El eje era la visualización de datos, hacer un catastro cultural de la ciudad y acelerar colaboraciones, descubrimiento y crecimiento.

Fue un experimento que demostró que el proyecto era una empresa y ya no un colectivo, lo cual requería de una formación más especializada para llevarlo a cabo.

El 3.0 es eso: la convergencia de todo lo que hemos hecho, llevado a un estado profesional y dentro de estándares de mercado que hagan del proyecto algo sostenible y escalable. Una herramienta para devolver la deuda que tengo con esta ciudad y fortalecer el circuito de arte y cultura que, en últimas, fortalece el resto de la realidad.


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